En el año 2002, a propuesta del Senador filipino Edgardo Angara, el Congreso de la República de Filipinas debatió y aprobó un decreto que establecía el 30 de junio como Día de la Amistad Hispano-Filipina, en memoria de un decreto de 1899 del entonces Presidente Emilio Aguinaldo, que ordenaba tratar al regimiento español de Baler, los Últimos de Filipinas, como amigos y no como prisioneros de guerra.
La rendición de España en la Guerra Hispano-Norteamericana de 1898 marcó el final de tres siglos y medio de administración española de Filipinas. Al igual que en Cuba, los Estados Unidos intervinieron en el conflicto de Filipinas, derrotando a las fuerzas españolas y ocupando el archipiélago. Por el Tratado de París de diciembre de 1898, España fue obligada a ceder sus últimos territorios de ultramar: Cuba, Puerto Rico, Guam y las Filipinas. Sin embargo, un regimiento español atrincherado desde hacía meses en una iglesia del pueblo de Baler, no recibió la noticia de la rendición hasta febrero de 1899, cuando recibieron un comunicado del alto mando de Manila con la orden de rendir la plaza. Los españoles no creyeron en la autenticidad de este mensaje, ni de otros posteriores que portaban la noticia de la rendición de España, y continuaron defendiendo su posición en Baler a pesar de las bajas y el sitio de las fuerzas filipinas. Así, durante casi un año, sin apenas víveres ni agua potable, resistieron el asedio del enemigo. Sin saberlo, estaban defendiendo el último bastión español del Pacífico, a excepción de las Islas Marianas y las Carolinas.
Convencidos finalmente de la veracidad de la noticia por un periódico que llegó a sus manos en mayo de 1899, los españoles accedieron a rendir la plaza el 2 de junio de 1899. Del regimiento inicial de 50 soldados, sobrevivieron 33. Los tenientes Martín Cerezo y Vigil de Quiñones encabezaron la formación de soldados que exhaustos y hambrientos salieron de la iglesia mientras las fuerzas filipinas les hacían pasillo. Impresionados por su heroica hazaña y su valor, los filipinos renunciaron a hacerles prisioneros, y les permitieron viajar a Manila para reunirse con el grueso de las fuerzas españolas. A su paso por Tarlac, el Presidente Emilio Aguinaldo les ofreció comida y alojamiento, y el 30 de junio de 1899 decretó que los soldados españoles fueran tratados como amigos y se les permitiera el regreso seguro a España. En el año 2002, en memoria de esta gesta y del decreto de Aguinaldo, el Congreso Filipino aprobó fijar el 30 de Junio como Día de la Amistad Hispano-Filipina.
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Supervivientes de Baler (1899): los Últimos de Filipinas.
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