La cultura es un conjunto de costumbres, valores y formas de expresarse de un pueblo. La cultura de Filipinas contiene una interesante combinación de elementos indígenas propios del sudeste asiático, así como españoles, chinos y norteamericanos, por haber entrado en contacto con esos pueblos durante un periodo prolongado de tiempo.
Desde 1565 hasta 1898 Filipinas fue administrada por la Corona de España, bien a través del Virreinato de Nueva España con sede en México (hasta 1821) o directamente desde Madrid (hasta 1898). En ese largo periodo de tiempo, las costumbres, religión y lengua del país recibieron una importante influencia española e hispanoamericana. El exponente más claro de esa influencia es la religión cristiana. Más del 80% de la población filipina es católica y festividades como Semana Santa, Navidad o las distintas fiestas patronales se celebran a lo grande en todo el archìpiélago. En Asia, Filipinas es el único país de mayoría católica, a excepción de Timor Oriental.
La parte más tradicional de la cultura filipina es frecuentemente considerada hispánica, por tener una alta proporción de elementos culturales españoles o hispanoamericanos. Además de las festividades, la música tradicional, los bailes, la arquitectura, las lenguas y hasta la gastronomía filipina tienen un importante componente hispánico por haber convivido con la cultura española durante más de tres siglos. Por ello se puede hablar indistintamente de cultura tradicional filipina y de cultura hispano-filipina.
En la música, la jota manileña, la cariñosa, la rondalla o el rigodón de honor son ejemplos de esta fusión cultural hispano-indígena. En la lengua, la propia variedad filipina del idioma español, que floreció a finales del siglo XIX y primera mitad del XX, es muestra clara de esta cultura hispano-asiática. La difusión del castellano dio lugar a un importante movimiento literario, del cual son ejemplo las grandes obras en español de Jesús Balmori, Cecilio Apostol, Pedro Paterno, Manuel Bernabé, Flavio Zaragoza o Claro M. Recto. Siguiendo con la lengua, miles de palabras españolas también han penetrado los idiomas autóctonos de Filipinas en el transcurso de los siglos, formando parte íntegra de ellos. En ciertas partes del país existe además una lengua criolla hispano-filipina conocida como Chabacano, con sus variedades de Zamboanga, Davao, Ternate y Cavite.
En la arquitectura: la casa hispano-filipina o Bahay na bató es otro gran ejemplo de esta fusión cultural. En ella se combinan métodos constructivos nativos (caña y nipa) y españoles (piedra). En la gastronomía nos encontramos con platos típicos como el "lechón" y el "adobo", y dulces tan hispanos como la "ensaymada", el "biscocho" y los "polborones". Los ejemplos de nuestra cultura compartida son innumerables. La afinidad entre Filipinas y el mundo hispánico es enorme, y de hecho forma parte del mismo, aunque nuestra sociedad los desconoce generalmente. El objetivo de estas páginas es promover el estudio y difusión de los fuertes lazos que existen entre nuestros pueblos y culturas.
Seminario de Cultura e Historia Hispano-Filipina en la Escuela Diplomática (2010) >
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