"El Galeón de Manila y las Californias Españolas" por Juan Hernández Hortigüela
A partir del mes de junio de 1565, cuando fray Andrés de Urdaneta inicia la navegación del Galeón de Manila, desde la isla de Cebú, en el galeón San Pedro y se descubre el camino de vuelta a Nueva España (tornaviaje) las costas de la Alta y Baja California fueron testigos del paso de muchos de los galeones que se dirigían al puerto de Acapulco de Nueva España.
Las noticias sobre la situación geográfica de la Baja California, desde el principio de sus navegaciones ordenadas por Hernán Cortes, era que la Antigua o Baja California era una isla y que navegando por varios canales, imaginarios, se podía llegar a Nueva España. Alguna expedición que llegó hasta la desembocadura del río Colorado, llegó a informar que la California no era una isla sino una península que estaba unida por el norte con la tierra de Nueva España. En cualquier caso, como nunca se llegó a un acuerdo escrito y bien documentado, la duda persistió por muchos años.
Desde finales del siglo XVI el interés primordial de las navegaciones por las costas californianas era la pesca y comercio de las perlas. En el año 1602 el explorador Sebastián Vizcaíno había reconocido el puerto de Monterrey y recomendado al virrey de Nueva España, Juan de Mendoza y Zúñiga, marques de Montesclaros, el establecimiento de una población española, para socorrer al Galeón de Manila, puesto que estas costas de California eran las primeras que se divisaban durante su navegación. La realidad fue que esta recomendación se tuvo en cuenta por la Corona, pero no llego a feliz término. Sería a partir del año 1769 cuando gracias al interés del visitador de México, D. José de Gálvez, se pudo poblar este puerto junto con el de San Diego, nombrando comandante de esta expedición al primer gobernador de la California, D. Gaspar de Portolá, siendo virrey de Nueva España D. Carlos Francisco de Croix, marqués de Croix.
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