Don Chelín Sala, ingeniero e inventor
Después de la vuelta por el Cebú histórico, nos encontramos con Don Chelín (José) Sala en el Casino Español. Con el venía el simpático Frankie Borromeo. También saludamos de nuevo a Don Manuel Sainz, a May Obaca y a Don Quiting Morro además del Señor Percival Yában que recordaba lo bien que, según él, estaba la presentación flamenca en el gran salón la noche anterior. Es la primera vez que veo flamenco de cerca y al vivo, nos decía. En aquellos mismos momentos se estaba instalando a la entrada del Casino el mismo tablado, o tablao, que se puso en el gran salón para la segunda función flamenco se pondría más tarde para el público en general. Las mismas alumnas de mi hija Mayén actuarían de nuevo con otras coreografías.
Don Chelín nos invitó a tomar el almuerzo del mediodía en el elegante comedor del Casino. Las bailaoras se sentaron con nosotros. También estaba Sebastián Cosculluela y Don Francisco Borromeo. Servidor estuvo hablando sobre su vuelta por el Corazón de Cebú significando que deseaba ver más recuerdos antiguos de esta ciudad fundada por Magallanes y Legazpi.
Después de aquella comida Don Chelín tuvo la amabilidad de llevarnos a la casa ancestral de sus padres en la Avenida de Gorordo donde su hermana mayor, la famosa pianista de concierto, Ingrid, tiene ubicada una fundación por la que se entrenan a jóvenes cebuanos para que sean miembros de la primera orquesta sinfónica de Cebú. El Consulado de Suecia está en una de las tantas habitaciones de esta enorme mansión puesta magistralmente sobre un solar de tres mil metros cuadrados. Mas de la mitad de una hectárea en plena Ciudad de Cebú rodeada de árboles. Subimos a la mansión y nos maravillamos de su gran caída y sala donde había un piano de Ingrid. Al final de aquella sala se pasaba a una terraza techada en la parte posterior del gran caserón. De allí, nos dijo Don Chelín, se podría ver el mar de Cebú y la Isla de Mactán. Despues de apreciar un retrato de sus padres y otro de él y sus hermanos puesto sobre el piano de la gran sala, donde Ingrid, por cierto, también organizaba clases y conciertos de la formada orqusta sinfónica.
Don Chelín nos llevó a su coche para supuestametne salir de aquel hermoso solar. Pero antes de hacer esto, Don Chelín, se fue al costado izquierdo de la mansión, paró el coche y salió del mismo. Nos sorprendimos porque el coche, que es bastante grande, daba la vuelta sin moverse. Don Chelín lo empujaba físicamente. Cuan fue nuestra sorpresa al enterarnos de que el coche pudo girar 90 grados porque estaba encima de una plataforma rotativa. Una plataforma redonda que al parar el coche sobre él, podía, sin moverse, cambiar de dirección al girar el redondel. ¡Es un magnífico aparato de ingeniería! Un invento genial que podría instalarse en los parkings de los grandes edificios, en calles sin salida (dead end) y en pequeños garajes que carecen de espacio.
Le dijimos a Don Chelín que bien podría comercializar este aparato. Y nos informó que ya hubo un constructor de edificio que lo quiso instalar, pero que el redondel movedizo todavía necesitaba perfeccionarse. Con un poco más de tiempo lo lograría y en caso pues lo lanzaría al mercado de la construcción.
Don Chelín nos dejó de nuevo en el Casino Español donde otro coche nos llevó al Marriott Hotel para recoger a las bailaoras a tiempo para sus dos funciones para la tarde y noche del 16 de Julio. El Hotel Marriott es contiguo al Ayala Mall de Cebú. Tomamos la oportunidad de dar una vuelta este mall y está muy bien. Al parecer está siempre lleno de gente que lo disfruta.
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